EL PRINCIPITO
Hoy leí este artículo y quiero
compartirlo con los lectores de mi blog.
Todas las personas mayores han sido
primero niños. Hay un vínculo entre el país de Nunca jamás y
Asteroide B 612, entre El Principito creado por Antoine de
Saint-Exupéry y Peter Pan. La inocencia de la infancia reside en el
mundo literario compartido por ambos personajes. Atrincherados en su
universo, congelaron el tiempo para
evitar que la experiencia les corrompiera.
El Principito salió de su mundo en busca de aventura y en cada
planeta se topó con una lindeza del alma humana. No se levantó del
pupitre, sino que aprendió la lección y se la recitó al mundo.
El librito es un catálogo de
moralejas. Pero en su credo no hay
castigos, purgas, prohibiciones ni negaciones.
Sus mandamientos hablan 180 lenguas diferentes, los siguen niños y
adultos, no creyentes y hombres de fe. Imperecedero, se puede leer
ayer, hoy y mañana. Su enseñanza es simple y a la vez encierra toda
la complejidad del mundo, del ser humano como universal.
1.- "Solo
con el corazón se puede ver bien. Lo
esencial es invisible para los ojos". Es su primer mandamiento.
Lo valioso no se mide ni se toca. Tampoco se paga con dinero. Una
lección muy aplicable a la situación de crisis actual en la que la
avaricia ha sepultado los principios importantes.
2.- Su segundo principio apuesta por
saber valorar la simplicidad de las
cosas. "Las personas mayores no son
capaces de comprender las cosas por sí mismas. Es muy aburrido para
los niños tener que darles una y otra vez explicaciones", dice
en el libro.
3.- El héroe literario cree que "uno
es para siempre responsable de lo que domestica",
que el roce hace el cariño, valora el valor de la amistad, de la
responsabilidad y del compromiso. "Yo no te necesito, tú
tampoco tienes necesidad de mí, pero si me domesticas, entonces
tendremos necesidad el uno del otro. Tú serás para mí único en el
mundo, yo seré para ti único en el mundo", le dijo a su amigo
el zorro.
4.- El personaje cree que es importante
conocer las propias limitaciones y que "se
le debe pedir a cada uno lo que está a su alcance realizar".
En su decálogo de enseñanzas también anima a hacer ejercicio de
autocrítica. "Es mucho más difícil juzgarse a sí mismo que
juzgar a los otros. Si consigues juzgarte rectamente es que eres un
sabio".
5.- Hablando de su flor, la rosa que
abandonó en su planeta antes de partir, el Principito señalaba:
"Debí haberla juzgado por sus actos y no por sus palabras, me
perfumaba y me iluminaba, ni debí haber huido jamás". Debí
haber adivinado su ternura, detrás de sus pobres astucias. ¡Las
flores son tan contradictorias! Pero yo
era demasiado joven para saber amarla".
En su sexto mandamiento al final el principito reconoce el valor de
la experiencia.
6.- Además de valorar la amistad y la
complicidad, el personaje también tiene su interpretación relativa.
"Amor no es mirarse el uno al otro ,
sino mirar los dos en la misma dirección",
dice. En la era del Iphone, en el que muchas parejas se miran y no se
ven, el Principito apuesta por remar en la misma dirección, hablar y
comunicar.
7.- En su periplo el héroe literario
ya percibió el olor a podrido de las
finanzas. "Conozco un planeta en el
que vive un señor muy colorado. Nunca ha olido una flor. Nunca ha
contemplado una estrella. Nunca ha amado a nadie. Nunca ha hecho otra
cosa que sumas. Se pasa el día diciendo: 'Soy un hombre serio, soy
un hombre serio', lo que le hace hincharse de orgullo. ¡Pero eso no
es un hombre, es un hongo!", dice el relato literario.
8.- Un mandamiento enlaza con el otro y
al niño eterno le molesta que se valore
a la gente por lo que tiene y no por lo que es.
Dice que "a los mayores les gustan las cifras. Cuando se les
habla de un nuevo amigo jamás preguntan lo esencial del mismo. Nunca
preguntan: '¿Qué tono tiene su voz? ¿Qué juegos prefiere? ¿Le
gusta coleccionar mariposas? Pero en cambio preguntan ¿Qué edad
tiene? ¿Cuanto pesa? ¿Cuanto gana su padre? Solamente con esos
detalles creen conocerte'.
9.- En su encuentro con el hombre de
negocios, el Principito le pregunta al avaro qué
hace con todas las estrellas que posee.
- "Nada, solo las poseo", le responde el financiero. - "Y
¿para qué te sirve poseer las estrellas?", le dice el héroe
ficticio. - "Me sirve para ser mas rico". Para comprar más
estrellas si alguien las encuentra". - Pero "¿Cómo se
pueden poseer las estrellas?".
10.- Última moraleja: todas
nuestras acciones tienen consecuencias.
"Nada en el universo sigue siendo igual si en alguna parte, no
se sabe dónde, un cordero que no conocemos ha comido, o no, a una
rosa...". Todo lo que sucede al otro lado del mundo, de una u
otra manera, nos acaba afectando.
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